"La muerte nos ve nacer
y
la vida nos ve morir"
Rezaba el epitafio sobre la musgosa lapida que el tiempo se había encargado de casi borrar, una lapida sin nombre para una sombra sin rostro...
Así como la araña golpeada por las garras de un feroz felino, su cuerpo se levantaba de la cama con las heridas del mañana, del ayer y del presente. Sin embargo, las heridas no son lo único que habitan los trazos que marcan nuestras pisadas. Podría ser que hayan más huellas en nuestra piel y en nuestras sonrisas o que sea completamente diferente...pero...
¿A qué se le otorga más valor?
Los pasillos blancos eran largos, se podía escuchar infinidad de ruidos a través de las paredes, música, voces, chirridos y un sin fin de cosas extrañas surcándole los tímpanos, las puertas de madera verde las hacia ver idénticas y le hacia pensar que si no fuera por los ruidos creería que no había podido avanzar a lo largo del pasillo...De pronto recordó que en su libreta había anotado el número de la habitación que él le había dicho, justo debajo de una cita que escribió hace ya un tiempo:
"El alma siempre se suele levantar de entre las penetrantes raíces del olvido, por que aunque escupamos palabras de odio, son las que menos importan, las palabras de cariño y amor son las que se conservan, las que se quedan adentro de cada quien..."
-103.
-103.
Escudriñó los números dorados enchapados sobre las vetas de las puertas, finalmente lo encontró, miró a su derecha y vio una ventana también de madera, era color miel, estaba abierta y una suave e impetuosa brisa le hizo recordar que estaba buscando las llaves en su bolso de cuero sintético. Sus manos se deslizaban entre la tela, una libreta, una botella de agua, un chocolate derretido, su cartera y un viejo libro de poesía de Benedetti. Dio con la llave y rápidamente desenfundó, el llavero de un búho tallado en roble se tambaleaba, lo detallo un poco y noto unas palabras talladas en la base:
"Se puede nacer el mismo día que se acepta la muerte."
Sonrió. Introdujo la llave, respiro profundo, abrió la puerta y entró. Él la estaba esperando con un par de flores de ajo.
Ella estaba allí de nuevo; en su hogar.
Continúa...💖
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