Nervios voraces

 

 "Hastiado de los panes viejos,

De los amargos vinos 

Y de la antigua ceniza,

Se hizo un nuevo fuego

Y así mismo

Un nuevo lamento..."

 

 

La sombra le seguía persiguiendo, no tenía escapatoria, ninguna habitación era un refugio, sus latidos acelerados inundaban cada lugar, su respiración agitada se escuchaba en toda la casa, sus ojos alterados estaban cerca de salirse de sus cuencas oculares, su miedo le invadió estrepitosamente, erizado y sudoroso, no se detenía, contrastaba con el caminar del calmado espectro, frente a cualquier estímulo su garganta dejaba salir un gemido de terror. Las velas rojas del ritual se empezaron a apagar una a una y escuchó como algo empezaba a rasguñar el piso y a rasguñar las ventanas, dejando un chirrido que se sentía como una nube de lo condensado que era el ruido, casi podía sentirlo, ya no había más lugares a donde ir, era la última habitación, se tropezó ensordecido por la fricción de los arañazos, una sola ventana, una sola salida, la única opción, pero dudo y se quedó recostado a la pared, de pronto volteó y la vio allí bajo el marco de la puerta, un rostro deformado entre la oscuridad, sus extremidades cual pulpo o calamar se estiraron unos siete metros hasta estar cerca de tocarlo, su terror se incrementó pero estaba estático, de pronto empezó a sentir un ardor en su mano izquierda y vio como las extremidades del espectro empezaban a desollarle la mano, empezando por la palma y luego el dorso, dejando a la vista la sucesión de hebras de carne, la sangre y los huesos, temblaba ante tan macabro y dolorosa visión, apartó sus ojos, quiso gritar pero no tenía voz, quiso arrebatar su mano de los tentáculos del espectro, pero estaba petrificado, de sus ojos empezaron a brotar lágrimas de dolor y angustia, de impotencia y de miedo, de pronto su dolor fue aún mayor y se escuchó un gran crujido seguido del sonido de un líquido espeso derramarse, bajó la mirada y en su mano en carne viva, ahora las primeras falanges de cada dedo estaban aplastadas, el líquido sinovial de sus huesos se había derramado en el piso de madera, era insoportable su dolor, sus dedos habían triplicado su anchura original, pero ahora median siquiera tres milímetros entre los trozos de hueso y migajas de carne pegadas a su destrozada extremidad, cayó al piso de rodillas contrayéndose del dolor, alzó la vista pero no vio el espectro, bajó al primer piso y salió por la puerta, la nieve seguía cayendo levemente, el dolor se intensificó por el frío que le entraba por la carne y por los huesos destrozados y agujereados, caminaba torpemente mientras dejaba una estela de sangre ennegrecida a su paso, se tropezó con unos cuantos troncos cubiertos de nieve, alcanzó a vislumbrar entre la penumbra una luz a lo lejos, sintió esperanzas, se llenó de energía para continuar en línea recta, pero al dar el quinto paso, sintió como una capa de hielo bajo sus pies se rompió de repente y se hundió en las oscuras y heladas aguas, trato de flotar ayudándose con una sola mano, pues la otra era ya a este punto totalmente inútil, se apoyó en los extremos del hielo aún con más de la mitad del cuerpo sumergido, tomó una gran bocanada de aire, estaba tiritando de frío pero sintió un leve alivio al poder sacar su cabeza del agua y respirar nuevamente, pero tamaña fue su sorpresa al ver sobre el hielo a la criatura con el rostro inmobil lentamente desfigurandose a una sonrisa de burla, uno de los tentáculos se acercó al hombro que estaba sobre el hielo y ferozmente lo giró triturando el hueso y el cartílago dejándolo inútil de la misma forma mientras de la piel y la ropa sobresalían protuberancias de los trozos del hueso, no tuvo fuerzas para gritar más que para dejar salir unas cuantas lágrimas y una expresión de llanto, fue hundiéndose mientras seguía contemplando la sonrisa diabólica de la criatura desde la grieta de hielo, mientras la oscuridad de las profundas aguas se lo tragaba y mientras la poca sangre que le quedaba, iba terminando de impregnar el agua, bloqueando así, cualquier tipo de luz, cualquier tipo de esperanza.

 




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