A veces pienso en todos los poemas, cartas, libros y escritos que han sido
arrebatados por el tiempo, tragados por el mar, consumidos por el fuego, destruidos
por el odio o tan solo ocultos y olvidados bajo tierra, palabras que quizá no vuelvan a
juntarse una tras otra de la misma forma en que fueron escritas, así como las flores
de un árbol no suelen ser iguales a las que se han marchitado meses atrás, ese
sentido de irreproductividad creo es lo que de alguna forma caracteriza la vida
misma, pueden haber similitudes, pero eso no es lo importante, sino que como tal,
aquello que contemplamos, no se repite o no encuentra lugar un elemento
totalmente idéntico en nuestro plano, así como las hojas de un árbol son tan
diferentes, con sus líneas, colores y detalles, lo son así los pensamientos y
experiencias, hasta las mismas sombras tienen diferencias, es aquello lo que se
convierte en las verdaderas semillas del espíritu. Por que cuando no se tiene mucho
tiempo no se desgarra a la ófrica noche con las palabras más punzantes para
desangrar ese cielo estrellado sobre las copas de los samanes, no, en vez de
maltratar el manto purpúreo, se observa al viento darle pinceladas de vida a los
árboles, se observa la danza de las sombras extraviadas entre la fogata, se observa
y se lee la poesía de la corteza, se siente el tacto del aterciopelado musgo, se
observan los ojos más dulces, se saborean los labios más sublimes, se aprecia la
compañia entre tanta penumbra y entre tantos paisajes. Sin embargo y a pesar de
todo, ese sentimiento vuelve o se ve reflejado, toda la magnificencia de ello, de lo
desconocido e inconmensurable, de lo más expresivo que nunca se ha llegado a
contemplar, a leer, a escuchar, todo ello cobra un sentido cuando se toman las manos
correctas y se siente como ello, como haber encontrado algo tan bello como una
escultura milenaria de mármol con el color de los narcisos amarillos que brotan de la
estepa, como contemplar un paisaje tan inaccesible como bello y misterioso con los
colores más enceguecedores, como una dulce melodía tan inverosímil jamas escuchada
y tan incomprensible como encantadora, como el poema más bello que ha
quedado inconcluso por el esplendor de la musa que dejó atónico al más habilidoso
de los poetas, como el sabor más equilibrado y más exquisito que podría complacer
al paladar más exigente y como la más extraña de las cómodas caricias para el
corazón, la sensación más dulce que nunca podrá ser descrita a la plenitud de las
defectuosas palabras del lenguaje…
"...y entonces, todas las flores apuntaron al cielo...
...y todas mis palabras, emociones, mis labios e incluso mi propio corazón...
...todo apuntó a ella..."
Siento que con cada texto que piensa y redacta, me convierto aún más en su lectora de primera fila... Como siempre, ¡espectacular! Su estilo hace que quiera leerle más y su forma de comunicar lo que le ronda en la cabeza me cautiva sin pensarlo en un dos por tres.
ResponderEliminarSiempre es un placer enorme saber que me lee y también leerle, es un privilegio que agradezco en cada ocasión el poder contemplar sus escritos y ver mediante ellos, otra parte de usted que me agrada y que admiro tanto.
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